17 mayo 2014

Poderes adaptativos.

Un amigo y yo tenemos poderes mágicos adaptativos, que los vamos adquiriendo según los necesitamos, pero no adquirimos el poder que nos apetezca, adquirimos uno u otro útil para la situación, pero no lo decidimos nosotros.

Huimos de algo, aunque no sé de qué. Estamos en un acantilado junto al mar, vamos a subir a una ladera que da un pueblo. Yo adquiero el poder de saltar alto, aprovecho y subo al pueblo. Mi amigo queda atrapado abajo, no consigue el poder del salto, el agua comienza a subir y le cubre, adquiere el poder de respirar bajo el agua hasta que escapa.

El pueblo está lleno de militares que nos buscan. Nos adentramos a escondidas, pasamos por las calles ocultos tras árboles y contenedores, a ratos adquiriendo poderes de sigilo, baja visibilidad, o camuflaje, viendo pasar a los tanques junto a nosotros. Nuestro plan para librarnos de aquello que nos perseguía, es intentar conseguir algún poder para realizar un viaje en el tiempo a un momento donde aquello que nos persigue no exista, pero antes debemos llegar al final del pueblo, donde vive la mujer de uno de nosotros, para avisarla de ello.

Ya es casi de noche, en medio de una callejuela nos topamos con un soldado que saca el arma dispuesto a disparar, adquiero supervelocidad y se la quito, pero al hacerlo se dispara al aire y alarma a todos los demás soldados.

A escondidas llegamos a la casa, rodeada por un enorme patio, y avisamos a la mujer. Los militares ya están aquí, así que vamos a escondernos a una cueva que hay en ese patio. Está llena de urones, al agarrarlos para apartarlos, juguetean con nosotros, pero hacen ruido, tenemos que matarlos. Adquirimos el poder de superfuerza y los aplastamos. Lo último que siento al hacerlo, es como uno me muerde los nudillos.

Pasamos la noche escondidos en el patio, entre tiestos de grandes plantas, pero mi amigo se pone a imitar al monstruo de las galletas y le ve un vecino, que avisa a los militares y hacen explotar el patio.

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