19 diciembre 2011

Trabajo raro.

Trabajo de diseñador gráfico en un edificio antiguo y lujoso, soy el nuevo, ocupabo el puesto de una chica que se acababa de marchar de la empresa, dibujo en láminas sentado en un cojín en el suelo, estoy rodeado de cojines bordados, todo muy blanco y dorado, de pronto entra un grupo de chicas pijas muy a lo muñequita ellas, todas con faldas blancas, pelo rubio, lazito rosa en el pelo, y comienzan a corretear por todos lados mientras cotillean y murmuran chismes.

Se me quedan mirando confusas, parece que venían a buscar a la chica que antes trabajaba en mi puesto, para hacer una fiesta. Me miran por encima del hombro y comienza la fiesta, yo creía que iba a ser una fiesta "Snoob" de esas, pero de pronto el edificio casposo barroco, se transforma en un tugurio negro, sucio, gótico y molón, una especie de discotega de rock. Hay gente sentada en las escaleras y por todos lados bebiendo calimocho. Todo se llenó de Heavys. Me lo paso bien.

08 mayo 2011

Downtown.

Tras una larga serie de sucesos que no recuerdo, aunque sí recuerdo que era larga y pasaron cosas, no sé cómo acabo conduciendo un coche con dos acompañantes. Parece ser que somos socios, amigos, o algo, aunque no les conozco muy bien. Uno parece Mexicano, piel morena, bigote, con una cinta en el pelo y camiseta blanca de mangas rasgadas. El otro es un tio alto y fuerte, de melena negra, parece Indio, es mudo. Me recuerda mucho al tiarrón mudo de la peli "Alguien voló sobre el nido del cuco".

Da la sensación de que vamos o volvemos de hacer algún chanchullo mafioso. Nos adentramos en un barrio de bandas peligroso, de estética industrial, lleno de edificios con metales sucios, piedra resquebrajada y alguna que otra tienda de chinos de estas antiguas en las que bien podrías encontrar al fondo un Moway y llamarlo Gizmo. Es una mezcla entre el Bronx y Chinatown.

Bajamos del coche los tres, y nos metemos en un edificio en obras, donde un grupo de dos personas nos intentan atracar, sacan una navaja y una pistola, y comienza la pelea. Mi compañero Mexicano forcejea con el de la navaja mientras mi compañero Indio con el de la pistola... yo simplemente miro.

El Indio mudo recibe un disparo en el estomago y cae rodando por una escalera. Al llegar al entrepiso y golpearse, dice: "¡Ay!".

Todos se detienen y miral al mudo que acababa de hablar, parece que hasta los atracadores saben que es o era mudo.

El Indio ve como todos le miran y dice: "¿Qué?".

El Mexicano le responde: "¿Pero tú no eras mudo?".
A lo que el Indio responde: "¿Qué pasa?, ¡me duele!, por mudo que sea, tendré derecho a quejarme si me duele, ¿no?".

06 marzo 2011

El perro del patio.

Soy más jóven, estoy en el patio de mi antiguo colegio junto a mis antiguos amigos y algunos de los actuales, y mi novia.

Jugamos en el patio, yo puedo volar, me cuesta conseguir altura, vuelo a un metro del suelo como mucho, a veces a 3 o 4, pero a partir de esa altura me cuesta mucho esfuerzo subir más alto. Mi novia se ha traido un perro, a mi me pone muy nervioso, es un perro piojoso, sucio, con el pelo arrugado, rasgado, desuniforme, y con la piel medioarrancada, parece un perro zombie, sus ojos son dos bolas negras como el tizón y se le salen de las órbitas. Se le puede ver el hueso del cráneo a través de cualquiera de los muchos trozos de piel y carne que le faltan en la cara.

Me da mucho, mucho, mucho asco el perro, así que me elevo del suelo para que no me toque, pero el perro se empeña en acercarse a mi, me persigue y me quiere tocar, me pongo a volar por todo el patio de un lado a otro intentando alejarme de él, con los nervios no consigo subir muy alto, y el perro, que está justo debajo de mi, salta y me roza. Yo revoloteo asqueado y angustiado, al final aterrizo en el centro del patio. Unos amigos y yo hacemos corro dejando al perro en medio, saco una pistola de debajo de mi gabardina, una Beretta gris, modelo 92S, apunto al perro y me pongo a disparar disparar sobre él hasta que gasto todo el cargador menos la bala de la recámara, uno de mis amigos le abre la boca al perro, ya muerto, para que yo dispare mi última bala dentro, y así asegurarnos.

18 enero 2011

Murciélago.

Mi abuela y yo estamos en la cocina de nuestro chalet de Santander, es de noche y se acaba de colar un murciélago en la galería interior junto a la cocina, entramos a espantarlo y comienza a revolotear por toda la cocina hasta que se lanza a por mi. Me muerde y se queda enganchado a mi antebrazo derecho, yo, con mi mano derecha lo agarro de los "pelos" de la cabeza (era un murciélago con peluquín) para separarlo de mi brazo, no utilizo el brazo izquierdo no sé porque, lo tengo ocupado agarrando algo que no debo de querer soltar.

Al cabo de un rato el murciélago cae al suelo sin alas, parece ser que yo se las he arrancado, mi abuela comienza a golpearlo en el suelo con el matamoscas, a cada golpe el bicho se hace más y más pequeño y se va transformando en una lámina semitransparente y pequeña, al final acaba siendo sólo una especie de ala de mosca, pero ante nuestro asombro echa a volar. Se me mete en la ropa y yo me retuerzo compulsivamente para sacarlo, hasta que del meneo sale disparado y lo echo fuera de casa. Cierro la puerta con brusquedad.