08 mayo 2011

Downtown.

Tras una larga serie de sucesos que no recuerdo, aunque sí recuerdo que era larga y pasaron cosas, no sé cómo acabo conduciendo un coche con dos acompañantes. Parece ser que somos socios, amigos, o algo, aunque no les conozco muy bien. Uno parece Mexicano, piel morena, bigote, con una cinta en el pelo y camiseta blanca de mangas rasgadas. El otro es un tio alto y fuerte, de melena negra, parece Indio, es mudo. Me recuerda mucho al tiarrón mudo de la peli "Alguien voló sobre el nido del cuco".

Da la sensación de que vamos o volvemos de hacer algún chanchullo mafioso. Nos adentramos en un barrio de bandas peligroso, de estética industrial, lleno de edificios con metales sucios, piedra resquebrajada y alguna que otra tienda de chinos de estas antiguas en las que bien podrías encontrar al fondo un Moway y llamarlo Gizmo. Es una mezcla entre el Bronx y Chinatown.

Bajamos del coche los tres, y nos metemos en un edificio en obras, donde un grupo de dos personas nos intentan atracar, sacan una navaja y una pistola, y comienza la pelea. Mi compañero Mexicano forcejea con el de la navaja mientras mi compañero Indio con el de la pistola... yo simplemente miro.

El Indio mudo recibe un disparo en el estomago y cae rodando por una escalera. Al llegar al entrepiso y golpearse, dice: "¡Ay!".

Todos se detienen y miral al mudo que acababa de hablar, parece que hasta los atracadores saben que es o era mudo.

El Indio ve como todos le miran y dice: "¿Qué?".

El Mexicano le responde: "¿Pero tú no eras mudo?".
A lo que el Indio responde: "¿Qué pasa?, ¡me duele!, por mudo que sea, tendré derecho a quejarme si me duele, ¿no?".

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