17 marzo 2010

El metro de Jack Nicholson.

Estoy saliendo del metro, llego a la zona de las máquinas de billetes, Jack Nicholson está ahí esperándome, ordena a la gente que está allí, a transeúntes cualquiera, que me detengan.

Entonces todos comienzan a perseguirme, yo pego un salto y me quedo suspendido en el aire, pegado al techo, comienzo a volar a ras del techo para que no me pillen, pero me cuelga la gabardina y algunos estiran los brazos, saltan y la agarran, comienzan a tirar hasta que me bajan al nivel del suelo, y en ese momento todas las personas se dan la vuelta y retoman su camino como si no hubiese pasado nada.

Jack Nicholson me mira como si él no hubiése ordenado nada, yo le miro y comienzo a imitar su sonrisa.

Cruzo la puerta de la salida y da a una especie de grada de espectadores, alta y escalonada, llena de asientos, con una pendiente formada por sus escalones muy pronunciada. Alguien me pasa un micro, resulta que es una especie de Karaoke, me pongo a cantar Mago de Oz. No lo hago del todo mal. Cómo se nota que es un sueño.

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