20 abril 2010

Chinos haciendo chinadas.

Una panda de chinos mafiosos me agarran y me comienzan a meter la punta de un boli por debajo de la piel y de la carne de la espalda hasta llegar a la columna.

La sensación que noto es rara, sin embargo sólo molesta, no duele.

Por la ciudad.

Salgo de fiesta con unos amigos por la gran ciudad donde vivímos, una especie de Londres. Yo voy con mi capa y mi gabardina (la capa encima de la gabardina, así me molo más), salímos por el barrio bohemio de esa gran ciudad. En un callejón viejo resulta que vivía Bill Gates, en una casa antigua y pequeña, y se queja de que los ruidos de la gente no le dejan dormir.

La gente de la calle hace representaciones de teatro ahí mismo, rodeada del público que no eran más que sus amigos y los que por allí están bebiendo y saliendo. De pronto, sin saber cómo, nos encontramos todos rodeados de un montón de gente haciendo una macrofiesta con licores, confeti y demás, en una sala de cine, donde al rato todo el mundo deja de beber, de hablar, y se sientan, comienza una película.

La película trata de mi. Yo grito: -Ey, el personaje de esta película tiene mi nombre y mis apellidos!-. La gente que me rodea como no sabía mi nombre, no se creen que la película hable de mi.

A la salida hay cola, yo estoy el primero, pero no salgo, me quedo sentado junto a la entrada a esperar a una amiga que esta dentro. Al salir, todas las chicas ponen sus culos en mi cara, a mi no me desagradaba, eran bonitos culos. Hasta que llega mi amiga y entonces ya sí me molesta que me esten poniendo los culos en mi cara, porque no me dejan verla.

Salgo al descansillo de las salas de cine, donde venden las palomitas y esas cosas, me abrazo a mi amiga, me beso repetidas veces y sigo abrazado, fue un largo abrazo muy lento y cariñoso que me está gustando mucho... y como siempre, por joder, me despierto en ese preciso momento.