30 septiembre 2015

Inundación

No tengo claro cuánto tiempo ha pasado desde que el mundo se ha inundado, ya no existe orden, gobierno, infraestructura ni control de ningún tipo, la gente se busca la vida como puede entre restos de civilización. En la mayoría de los sitios el agua cubre hasta la cintura, puedes andar mojado de un sitio a otro, en algunas zonas cubre del todo. Casi todos los edificios están rotos y no son habitables, aunque sus escombros aún mantienen altas estructuras que mantienen la sensación de que existen calles, que ahora parecen ríos.

Voy con un pequeño grupo de personas, o más bien me siguen, no se ha tratado el tema de que yo sea su líder ni nada de eso, ni siquiera ordeno nada, simplemente yo decido por dónde ir y qué hacer, y a ellos les parece bien y me siguen sin poner pegas. Les conozco poco, pero más o menos confío, llevamos un tiempo juntos con un mismo objetivo, buscar comida y lugares donde pasar secos la noche.

Tras una fachada derruida, vemos lo que parece una habitación por encima del nivel del agua, ahí podríamos pasar la noche secos. Parece que entramos a la vez que otro grupo, y se crea una situación tensa, no sabemos sus intenciones, o si van a intentar saquearnos, y ellos pensarán igual. Nosotros sólo tenemos un arma, con balas insuficientes para acabar con todos ellos, así que fiándome de su aspecto de igualmente necesitados que nosotros, dejo a un lado mi arma haciéndoles confiar para que vean que nuestras intenciones no son malas, y les ofrezco unir nuestros grupos y compartir el sitio. Así lo hacemos.

A la mañana siguiente, al salir de allí, vemos que estamos rodeados por un grupo enorme y organizado de saqueadores, que tienen la zona preparada, haciendo las veces de cárcel, en la que al parecer estamos. Avanzamos por las calles inundadas y cerradas a su antojo, mientras ellos, armados y desde lo alto, nos guían por dónde ir. Durante el camino yo voy comentando discretamente el plan de huida a unos pocos, los de más confianza, y lo ponemos en marcha; esos pocos nos tiramos a la vez por una zona que ha quedado de tal manera que forma un tobogán de agua, y que nos lleva lejos de su alcance.